Innovación para luchar contra la Covid-19. Un abordaje inteligente y crítico.

Han pasado pocos días desde la publicación de nuestros certificados i-Covid19, registros digitales con tecnología Blockchain, del estado de salud de las personas en relación a la enfermedad COVID-19 y su grado de inmunidad frente al virus SARS-CoV-2. Además de la buena acogida recibida, nos han hecho llegar observaciones y comentarios de otras iniciativas tecnológicas para luchar contra la pandemia.

Las más comentadas tienen que ver con el seguimiento de las personas que hayan podido estar en contacto con infectados por el coronavirus. El objetivo es poder alertar a los primeros cuanto antes de su posible infección. Asumiendo que dichas aplicaciones respetarán la privacidad, y reconociendo su potencial utilidad para frenar la expansión de la COVID-19 cuando estén disponibles, no siempre serán la medida más eficaz para responder a las circunstancias de todos los territorios ni a los objetivos de una rápida recuperación de la actividad económica.

Pongamos el ejemplo de Canarias o Baleares, territorios aislados geográficamente y menos afectados por la pandemia. El seguimiento de las personas insulares, de sus desplazamientos y relaciones, lógicamente tendrá escasa repercusión pues la incidencia de casos es baja, y más tras la desaparición del pico de afectación.
El problema real al que habrán de hacer frente procede del exterior, de los viajeros y turistas que lleguen a las islas. Estos se presentarán sin la aplicación de seguimiento y sin datos previos de movilidad ni de contactos. Entonces, ¿cómo será posible defenderse de una potencial reactivación de la infección? Pues estableciendo como requisito de entrada la confirmación de que no se padece infección o de que ya se ha superado. Y esto sólo se puede conseguir mediante la disposición de unos certificados personales auténticos, infalsificables, fáciles de compartir de forma anticipada a la llegada y con posibilidad de ser verificados de forma inmediata por terceras partes interesadas (hoteles, restaurantes, líneas aéreas…).
La única tecnología que puede ayudar al desarrollo de esta seguridad en la información manejada es la tecnología Blockchain. Y no aplicada de cualquier manera, sino de forma que se cumplan los requisitos antes descritos, y que deben incluir:

  • Información del estado de salud procedente de laboratorios homologados.
  • Identificación personalizada de cada certificado, pero anonimizada para respetar la privacidad.
  • Certificación separada de la identidad del titular del certificado de inmunidad correspondiente.
  • Accesibilidad para poder llevarlo siempre consigo (en el móvil).
  • Posibilidad de ser compartido de manera sencilla y rápida.
  • Capacidad para ser verificada su autenticidad en cada ocasión que se haga servir.
  • Capacidad para ser actualizada la información acerca del estado de inmunidad o de caducar según el resultado.
  • Hacer referencia a las indicaciones más recientes de las autoridades sanitarias acerca de los comportamientos a seguir en cada condición.

En la situación actual del mercado, sólo los certificados i-Covid de BlocTac reúnen estas condiciones.

Algunas voces hablan de un posible peligro de segregación entre grupos de personas por la identificación de su estado de inmunidad. Nada más ilógico y absurdo. En primer lugar: toda persona tiene sumo interés en saber si está infectada. Ser identificada de manera precoz es crucial para ella y para quienes la rodean. Permite dar comienzo de inmediato al tratamiento y quedar en situación de aislamiento (que aquí carece de toda connotación peyorativa). En segundo lugar, quienes hayan superado la infección han adquirido, según el conocimiento actual, la condición de inmunidad y aun siendo éste un buen estado, habrán de asegurarse de seguir las medidas de prudencia que se aconsejen. Y, finalmente, el resto de la población, en la medida en que haya dado negativo en los controles de infección, y en ausencia de síntomas, podrá hacer vida normal, aunque siguiendo también las indicaciones que se recomienden y repitiendo con periodicidad las pruebas o cuando se detecte un cambio en el estado de salud.

Como pude deducirse, se trata de aplicar el sentido común y llevar a efecto de manera apropiada el mismo tipo de medidas que se aplicaban antes de la pandemia para viajar a regiones afectadas por enfermedades endémicas de las que se dispone de vacunas o tratamientos.

 

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